
Ruta de San Úrbez (valle de Añisclo)
Nos subiremos al coche para dirigirnos hasta Aínsa. Cruzaremos la capital del Sobrarbe y seguiremos la carretera en dirección Bielsa y Francia. Pasaremos Labuerda y enseguida llegaremos a Escalona, donde giraremos a la izquierda para encaminarnos ya hasta nuestro destino por una estrecha carretera envuelta por espectacular paisaje.
Media hora de recorrido por el congosto o desfiladero del Vellós (19 kilómetros), que toma el nombre del río que corre por sus entrañas, nos transportará hasta el parking principal de San Úrbez. Durante este tiempo, disfrutaremos del olor puro a vegetación y de unas magníficas vistas sin necesidad de abandonar la carretera de sentido único. Paredes verticales y una flora de gran riqueza dan forma al primero de los dos cañones que configuran el valle de Añisclo.
Una vez en el parking, dejado atrás el desfiladero del Vellós, el protagonismo es para el segundo de los cañones, el de Añisclo. 16 kilómetros y varias rutas a pie ofrecen la posibilidad de llegar hasta el pico que da nombre al valle. Es hora de estirar las piernas tras el viaje.
Nos calzaremos las chirucas y comenzaremos una ruta circular de una hora aproximada de duración, ideal para todas las edades. Desde el parking, bajamos por la carretera unos 250 metros y nos desviamos por una senda que sale a la izquierda y nos lleva al antiguo y nuevo puente que cruza el río. Enseguida avistaremos bajo una enorme pared de piedra la ermita de San Úrbez. Nos sorprenderá encontrar una edificación eclesiástica nada normal, ya que, como podremos observar, la propia roca ejerce de techo y pared, casi como si de una cueva se tratara.
Seguimos caminando, y rápidamente encontraremos a la izquierda un pequeña senda en bajada por la cual nos dirigiremos. (Si vamos con tiempo, preparados, y con ganas de disfrutar de una ruta mayor, seguiremos de frente). Tras un rato de bajada, otro puente a escasos metros del agua nos permitirá cruzar el río, aunque también podemos acercarnos al agua si nos apetece.
Continuaremos por la senda hasta un nuevo puente que nos permitirá apreciar, sobre todo si en invierno o primavera, de dos cascadas de poca altura pero de gran belleza. El volumen de agua que baja durante el deshielo de la nieve de la montaña dibuja un paisaje de gran belleza visual y sonora.
A partir de ahí, enfilaremos la última parte del recorrido en una subida casi continua, que nos devolverá al puente de San Úrbez tras el paso por el molino de Aso.
Nuestra siguiente parada será en Labuerda para comer.
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