Aínsa, una visita obligada
Aínsa es un centro neurálgico de turismo, ya que se eleva en el centro del Pirineo aragonés. En época estival, la localidad desborda vida por cada rincón. Aunque en el barrio bajo es donde se centra toda la actividad comercial, es en el casco histórico donde nos quedamos encandilados por la belleza de esta villa histórica.
Si decidís visitar Aínsa durante el verano, os recomendamos que lo hagáis a partir de media tarde, cuando el calor ya no aprieta tanto y sentarse a tomar un refresco en cualquiera de las terrazas de los bares de la Plaza Mayor u observar el paisaje del entorno se convierte en un verdadero disfrute. Precisamente es la Plaza Mayor lo que problablemente os llame más la atención, aunque lo primero que encontraréis si subís a la parte alta son las murallas del Castillo de Aínsa.
Castillo de Aínsa
Construido en el siglo XI como recinto defensivo y ampliado en el XVII, esta fortificación ha visto como el paso del tiempo le ha ido debilitando. En la actualidad, solo se conservan las murallas, aunque no por ello deja de ser un Bien de Interés Cultural.
Se puede acceder por cualquiera de los dos extremos y podemos encontrar en su interior dos bastiones y un foso. También está permitido subir a la muralla y caminar por ella. Las troneras y aspilleras son fácilmente apreciables.
Este lugar es el escenario donde se celebra el Festival Castillo de Aínsa, que cumple más de 20 años de vida y que se viene celebrando durante el mes de julio.
Plaza Mayor
Continuamos andando y nos adentramos ya en la Plaza Mayor de Aínsa. Este lugar idílico adquiere una mayor belleza al caer la noche. Sin duda, se trata del mejor sitio donde sentarse a tomar un café o cenar tranquilamente en uno de sus numerosos restaurantes. Esta impresionante plaza, construida en los siglos XI y XII, se realza gracias a los magníficos pórticos y a las fachadas de las casas que la rodean. El Ayuntamiento de la localidad preside el lugar y, a un costado, se erige latorre del campanario de la Iglesia Colegiata de Santa María.
Iglesia de Santamaría y claustro
Evidentemente no podemos irnos de Aínsa sin entrar en este edificio románico (s. XII) para visitar elclaustro triangular que hay adosado a ella y sobre todo la cripta que se esconde debajo de la capilla. Por supuesto, el placer que supone pasear por las empedradas calles del casco histórico y observar las antiguas casas remodeladas no se debe dejar pasar.
Además…
Aínsa, lugar donde confluyen los ríos Cinca y Ara es un buen lugar para practicar numerosos deportes de aventura, conducir un quad, montar a caballo… gracias a las numerosas empresas que se dedican a este tipo de ocio en la zona. Si os animáis, seguro que no os arrepentís.
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