
Ruta de las pasarelas de Montfalcó al congosto de Mont-rebei
El día de Jueves Santo nos fuimos desde nuestras casas rurales en Mondot hasta La Ribagorza. El objetivo era recorrer un tramo (casi completo) del Camino Natural de Montfalcó al Congost de Mont-rebei. Se trata de una ruta que cada año recorren 40.000 personas. Este recorrido senderista inaugurado hace pocos años, cuenta con un gran interés entre todos aquellos amantes de la naturaleza y del senderismo. Y es que los principales atractivos de esta ruta que transcurre bordeando el embalse de Canelles y que divide y Cataluña son los tramos aéreos que, mediante pasarelas de madera, cuelgan de paredes rocosas ganando altura de forma vertiginosa.
Pero además de escaleras, destaca también el puente metálico que conecta la provincia de Huesca con la de Lérida. Está en el Congost del Siegué, un paso que forma parte del espectacular aunque exigente camino natural de 8 kilómetros. Y más, si decides hacer el camino de ida y vuelta en lugar de dejar otro coche al final de la ruta o, en su defecto, llamar al taxi para que te lleve al punto de partida. Y para acabar, no menos atractivo es el Congost de Mont-Rebei, un camino tallado en la piedra. La excursión es factible para cualquier persona, salvo aquellas que sufran de vértigo.
Nos dirigimos hasta el albergue de Montfalcó, a donde se llega por una pista sin asfaltar desde Viacamp.
El recorrido comienza con el descenso temático a través de un bosque que nos lleva hasta la fuente de Montfalcó en diez minutos. A partir de ahí giramos a la izquierda y seguimos descendiendo por el bosque durante un buen rato, mientras pasamos fajas que antaño fueron cultivadas o el corral de La Viña. Continuamos no sin antes echar mano a la crema solar, ya que el sol pega lo suyo en este paisaje, hasta que el sendero empieza a dejar atrás el bosque y se encuentra con las primeras paredes de roca junto al embalse que nos lleva directamente hasta la primera pasarela de escaleras de madera. Este primer tramo salva una altura de 33 metros. 132 peldaños después, estaremos arriba.
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Seguiremos entonces por una senda hasta llegar al segundo tramo de escaleras, todavía más impactante que el anterior, ya que es más vertical y la altura supera los 50 metros. El tramo es agradecido y cómodo de subir, pero obliga a prestar mucha atención.


Enseguida comienza el descenso por la ladera de la montaña hasta llegar al puente colgante del Siegue de 36 metros que separa y Cataluña, que nos deja entrever ya por dónde continuará nuestro camino. Una vez cruzado y tras varios centenares de metros podemos girarnos para ver el trazado realizado al otro lado del embalse y quedarnos literalmente de piedra al observa el segundo tramo de escaleras sobre la pared radical y la bajada por la ladera de la ladera.


El desfiladero, de dos kilómetros de longitud, está encajado entre paredes de 500 metros de altura. ¡Menos mal del pasamanos anclado a la roca! Una vez llegado al final del Congost de Mont-Rebei, después de casi 4 horas desde que salimos (nos lo tomamos con calma e hicimos muchas fotos), decidimos darnos la vuelta y encarar un regreso que se nos hizo especialmente duro. Por eso, podéis ir con dos coches si tenéis la opción y dejar uno en el parking de La Masieta, al final del recorrido, aunque también está la opción del taxi. Si sois un grupo y queréis que os lleve de vuelta, puede ser una opción.
Por su puesto, también existe la posibilidad de iniciar la ruta haciendo el camino inverso. Lo que es seguro es que la excursión no os defraudará. Por cierto, en la siguiente fotografía, tomada desde el otro lado del pantano, de aprecia el tramo de la segunda escalera en la roca.